#MiraComoNosPonemos

Leo el hashtag #MiraComoNosPonemos y la cabeza no me para de maquinar.
Pienso, todo el tiempo. No paro de pensar en todas las mujeres que no pueden o no saben como salir a gritar.
Pienso en esa bebé que fui, que no tenía la mínima consciencia de lo que era un abuso pero sabía que lo que estaban haciendo con su cuerpo le dolía, y estaba mal. Hoy, cuando Telma contaba que durante nueve años anulo ese momento para poder seguir adelante, pienso en mi historia. En la historia de esa nena abusada que fui reconstruyendo a pedazos, preguntadole a la gente que me creyó cuando tenía 4 años y dije basta porque me estaban lastimando. Cómo pensaba, después, un poco más grande, estratégicamente qué y a quién preguntarle porque había una parte de la familia que defendía a mi abusador y no hablaba de eso. Pienso en como puedo reconstruir perfectamente en mi memoria todo lo que vino después de eso, las mudanzas, las terapias, los miles de cambios en mi vida y mi rutina, como la parte de mi familia que defendía y sigue defendiendo a mi abusador me hacía verlo a escondidas a pesar de que no podía hacerlo, pero no tengo una sola imagen de ese momento, más allá de lo que fui reconstruyendo a medida que parte de mi entorno me fue contando, no puedo recordarlo.
Pienso en como mis docentes no tenían una ley de protección integral ni una de educación sexual integral que les de un marco legal, sin embargo accionaron, sostuvieron y acompañaron. Pienso en lo necesario e importante que es esto, para que no exista unx solx niñx más que no se anime a contarlo. Pienso en como cuando un sector retrogrado y patriarcal sostiene que con sus hijos no se metan, sostienen un sistema que reproduce esta violencia asesina, que te cala hasta los huesos y te hace anular ese momento.
Pienso en esa nena, que tenía ocho años y que no podía creerle a su mejor amiga que el padre le clavo una botella en la espalda a su mamá. Pienso en que hubiera pasado si hubiera tenido un colegio que la contenga como a mi contuvieron a los cuatro años. Pienso, y no dejo de pensar, porque así como esa nena no podía creer que su mejor amiga, la madre y la hermanita se habían muerto en un crimen pasional, que no entendía cuando escuchaba a lxs adultxs que la rodadeban culpar a la madre por tener dos hijas con un golpeador y no se hablaba ni por un segundo de la violencia de genero, ni de ese femicida ni por casualidad.
Pienso en esa adulta de casi veinticinco años que fue a una entrevista en una supuesta agencia de modelos, y que le ofrecieron ser prostituta vip después de romper su autoestima en mil pedazos, humillar su cuerpo por completo y mostrarle que esa era la forma más rápida y fácil de llegar. Pienso en como te come el cerebro toda esa violencia, y en que en momentos de suma necesidad y con tu integridad tan pisoteada y hecha mierda llegas a pensarlo como lo mejor que te puede pasar. Pienso y no dejo de pensar ni un solo segundo, en el miedo horrible que invadió todo el cuerpo de irme a Dubai a acostarme con un jeque árabe por diez mil dolares y no volver nunca más. No volver y que no me busquen. No volver y repetir la misma historia de mi infancia. No volver y que sea mi culpa, porque si no me cuido yo no me cuida nadie, y yo al fin y al cabo era la que decidía aceptar las reglas de ese lugar. No volver, y que me juzgue el mismo el sistema judicial que juzgo a los femicidas de Lucía Pérez, que cuando tuvo la oportunidad de hacer justicia la volvieron a matar, o qué no pase ni eso porque cabía la posibilidad que nadie se entere siquiera que me iba a otro país y nadie me salga a buscar.
Pienso, no puedo dejar de pensar en todo lo que venimos construyendo para que esto deje de pasar. Para poder ir a una entrevista de trabajo tranquilas, para salir a la calle sin miedo de que nos vayan a violar o acosar. Para sentirnos libres y bien con nuestros cuerpos, para no tener un estereotipo perfecto al cual llegar a toda costa, aunque eso nos pueda matar.
Pienso. Me reviento la cabeza pensando en la cantidad de mujeres que viven esta violencia a diario sin poderlo visibilizar y contarlo, sin dejarse ayudar, sin tener un sistema que las proteja y las ampare y no pueden ver otra realidad, pienso toda la verdad que hay en esa anulación para poder seguir adelante, y en toda la lucha que tenemos por delante para que no exista ni una sola mujer más oprimida en manos de esta violencia machista y patriarcal.

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