Existen sueños sin fecha de vencimiento,
hay ideas que no mueren más, luchas por las que vale la pena armar un disfraz
de héroe sin abandonar hasta el final.
Voces censuradas en un silencio frívolo
donde la peor tortura es el fusilamiento de ideales, los sueños se funden en
pesadillas y los gorilas aplastan a las masas que piensan en el bien de la
gente y de todo un país, porque si razonan los vencen ¿Cómo es posible que los
demonios arrojen ángeles desde el cielo vertiéndolos en el mismísimo infierno?
No existe río que ahogue a la lucha, no hay masacre que pueda fusilar las ganas
de defender el legado del que quería un cambio real.
Papeles que brillan en la oscuridad
llenos de ideas prohibidas buscan el milagro de una rosa, y rondean por la
esquina de las utopías que no se abandonan las lágrimas y el mal.
En algún refugio se lee y se escribe para
soñar, para combatir lo que adormece cerebros jóvenes despojados de su
libertad.
Hay madres y abuelas que aún guardan
pañales de tela. Piden justicia, piden verdad y queda la memoria de treinta mil
almas por las que un pueblo no olvida y grita iracundo con entereza nunca más.