Vos no sabías perder, yo por primera vez quería ganar. Yo, un simple ludópata sin un mango en el bolsillo, con las reservas bajo cero, vos eras lo más cruelmente hermoso que me pudo pasar.
Cuando dos soledades abatidas de dolor se encuentran difícilmente no nazca amor, lo nuestro debió haber sido muy difícil, porque nunca nos sucedió.
Vivimos pasiones desenfrenadas, vivimos toda una historia en un par de instantes, una historia infinita de amor en un mirada, vivimos lo que no vivimos, y soñamos lo que no quisimos. La justicia de la vida nunca fue justa para nosotros y nos empujo a este crudo y violento final. Dale, no me la hagas más difícil, soltá mi mano, tenes que caer.
Nada de eso cambio, nunca ella sonrió, todo siguió fríamente en su lugar, el juego de la vida siempre la venció y esa no iba a ser la excepción, los duendes no la querían y la magia no estaba de su lado. Debía batir la cubeta y volver a tirar los dados, aunque sea solo para volver a perder. Algunas veces se gana perdiendo.
Cautiva de sus frustraciones no podía llegar a la meta, pensando en el mañana que tanto la abrumaba se impedía percibir la dicha del ahora.
Llena de desgracia como la aurora despiadada de un turbio amanecer, resurgió de si misma con la fuerza y la enseñanza que le dejaba cada derrota.
Pisando fuerte pero despacio, porque estaba bastante apurada, levanto bruscamente la mirada y salio a pelear otra vez, tal vez por el masoquismo de la constante costumbre a las derrotas, o quizás, escondidas en lo más profundo de su inconsciente, estaban las ganas y la posibilidad de triunfar.
Te sigo buscando; loca, desesperada, 
aún cuando sé que estas al lado mio.
Ella trato de esconder la primavera, no quería ver el sol, no quería salir a correr mariposas, era feliz en su dolor.
Pero no se puede vivir en un invierno permanente, y aunque ella era alérgica al polen de la alegría, el calor tenía que volver a su vida en algún momento. Y el día que volvió la abrazo con todas sus fuerzas, tanto que su reacción alérgica no tardo ni un segundo en llegar. 
Y el amor la abrazaba, y ella abrazaba al miedo para protegerse, para tener, aunque sea, alguna herramienta de autodefensa, no por voluntad propia, sino como un acto de inercia frente a ese pasado de tanto dolor que tenía en frente.
De vez en cuando se dormía con su cabeza apoyada en el pecho de la felicidad y descansaba tranquila, solo de vez en cuando, porque al reaccionar de esta acción el miedo volvía a tomarse unos mates con ella para no dejarla bajar la guardia. Pero cuando gana el sentimiento no hay nada para hacer, cuando una mirada derrite un corazón no hay mariposa que no salga a mostrar su belleza, no hay primavera que no quiera estallar. Y el miedo, por más que haga infinidad de visitas desestabilizantes no puede llegar muy lejos en un corazón que ya pertenece a otro, que no late por el mismo sino que por los dos, que se enrosca en una sonrisa y no encuentra otra salida que el amor.  
Donde hay dolor esta su alma vagabunda pidiendo monedas. Y el sol se escondió detrás de una nube toxica con humos asesinos. La belleza del día se perdió en tus constantes ausencias y el tren paso una y mil veces, hasta que te paso por encima. Y esa parte tuya que habitaba en ella se fue marchitando y se la llevo el veneno. Y ese pobre corazón no tuvo más remedio que abrazarse al rencor, que se convirtió en su motor. Y así, se fue perdiendo en lo que no supo encontrar, gastando ganas en imposibles por culpa de esos posibles violentos y apabullantes. Ya ninguna prohibición la condicionaba a avanzar porque era capaz de liquidar todo con tan solo una mirada, su licenciatura en falencias que consiguió gracias a tu maldad la preparo para arrasar contra todo. Ya no había tiempo para un recambio de emociones, esos tristes fantasmas colonizaron su cabeza instalando residencia y dominando a pasos fuertes. Otra vez llegaste lo suficientemente tarde como para que no haya vuelta atrás. Y ya no hace falta nada, porque la nada llena todo.
Y te juro que ella también quisiera darle un punto final, pero hay heridas que no saben cicatrizar. Y yo también quisiera saber como terminar, pero entre su dolor y tu maldad hay un abismo que me lo impide.
"Quisiera darte todo lo que nunca hubieras tenido, y ni 

así sabrías la maravilla que es poder quererte"

ÉL .

Se llama tu nombre y a diario me atormenta.
Sos vos y tu fantasma que se instalaron en mi vida y no me dejan en paz.
Es la tranquilidad de no volver a sufrir que perdí cuando me revolucionaste. Son los sueños que vi vivir y morir entre mis labios y los tuyos.
Y si no es con vos, yo ya no quiero nada.
Y esta vez toque fondo y no se como salir.
Y estoy acá, enredada en tu recuerdo que me está matando de a poquito.
Y cuando llega la noche a consumirme el alma yo le pido a mi estrella que te ilumine por si te dan las ganas de volver.
Dije basta para mi cuando me estaba lastimando, pero ese freno de golpe termino por desgarrarme el corazón.
Y si me fundo en lo que me quedo de tus abrazos se me cae una lagrima llena de sonrisas.
Este amor entro en jaque (el mío, claramente, porque el tuyo nunca existió) y lo supieron vencer, y ahí quedó, acodado en el borde del precipicio que lo hundió en dolor. 

¿Y si mil lagrimas no alcanzaran? ¿Qué harías? ¿Qué harías si entre mi lengua y tu maldad quedó atrapado el abrazo sanador? ¿Qué pasaría si no fuera capaz de perdonarte? El final feliz se perdió en la desdicha de no saber hacer que me quieras, y el cielo furioso reclama la lluvia que le robe y no para de fluir por mis ojos. No hay camino más oscuro que ese al que me arrastran los fantasmas de tu ausencia en presencia. 
Hasta Lucifer se quedo sin palabras al ver mi corazón desangrar por tu dolor.
Afuera sale el sol, y adentro también. Pero la amenaza de ese invierno sofocante vuelve a hacerme recordar que hasta la rosa más hermosa puede lastimar con sus filosas espinas.
Cambie de camino en un rumbo perdido y me perdí tratando de perder lo que ya había perdido.
Tropezó con un tronco, esa noche no pudo más con la desolación que invadía su alma periódicamente, salió corriendo, no sabía si lo que escuchaba era cierto o un delirio de lo que buscaba en su interior. Perdida en la inmensidad verde, con los ojos empapados y la vista nublada, se decidió a seguir la voz que la llamaba.
Una parte de ella se rehusaba a creer lo que estaba escuchando pero otra sabía perfectamente que era ella, su estrellita milagrosa, la luz de su camino, la más hermosa, la única persona en el mundo que sabía hacerla feliz tan solo con un abrazo.
Caminaba extraviada de ella misma y sin saber donde se estaba metiendo, buscaba desesperada lo que sabía que allí no estaba. Hundida en lagrimas, dejo que un profundo suspiro apagara su solitario corazón, quizá esa fuese la única manera de llegar hacia aquella dulce voz.

Era una puta con clase.


Puta, alma impura, sos de todosno sos de nadie, compartís todo con cualquiera y al mismo tiempo sos tan egoísta.
Vendes tu cuerpo, pero no tu esencia. Regalas tantas cosas, y no le das nada a ninguno. La sangre brota en lagrimas por tus tristes ojos negros y opacos llenos de vacío existencial, consumidos por la noche que no te deja descansar.
Puta, podes pensar, podes vivir, pero no tenes vida porque simplemente sos puta y tu oficio no te lo permite.
Puta sos de la calle, tus besos viven mil pasiones y a la vez mil desamores. Tus labios se pierden en decepciones despechadas, en vidas paralelas, en sacos con olor a leña de familia e infidelidad.
Puta te mereces un amor, te mereces una persona que vea más allá de tus enormes tetas y tu cola prominente, te mereces alguien que te quiera en serio y valore la gran persona que sos y tu trabajo esconde. Te mereces, por lo menos una vez en tu vida, hacer el amor en vez de solo tener sexo; pero tu angustiante mirada desesperada que pide a gritos ayuda se resigna a un par de clientes más porque sabe que es jamas va a pasar, tan solo por ser Brenda, por ser puta.
Y si mañana te olvido los colores se quedan sin música.
Rojo, rojo carmesí y labios que buscan besos desesperados, corren por avenidas intransitadas, chocan con desesperanzas perdidas en la soledad y se encuentran sin encontrarse donde la gente llora de felicidad y ríe de tristeza.
La muerte, mi muerte, tu muerte, todas las muertes y la sangre que emerge por las paredes y tu sangre, y tu muerte y vos, ahí, tirado en el piso mirándome fijo, pero muerto. Con ganas de matarme, pero sin ninguna posibilidad porque tu muerte invade todos los espacios.
Y para ayer ya era tarde, y para hoy muy temprano.
Los no-vivos vinieron a buscarte, acá ya no tenías mucho que hacer y allá tu lugar estaba muy vacío. 
Una lata de veneno, ruido que no sonaba, libros con paginas en blanco y tu cadáver que es mi karma, que me acompaña a todos lados y me fusila en imágenes apabullantes. 
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