Nada tiene título

La luz de alba.
Las cadenas rotas.
Las voces dormidas,
despertando lentamente.
El peso frio de la crueldad,
borrando sus rastros con lavandina.
La monstruosidad impregnando su piel.
Las olas rompiendo su frágil cuerpo.
Subjetividades rotas,
identidades abolladas,
sueños inconclusos.
Un café con leche helado y sin sentido.
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