Era una puta con clase.
Puta, alma impura, sos de todos, no sos de nadie, compartís todo con cualquiera y al mismo tiempo sos tan egoísta.
Vendes tu cuerpo, pero no tu esencia. Regalas tantas cosas, y no le das nada a ninguno. La sangre brota en lagrimas por tus tristes ojos negros y opacos llenos de vacío existencial, consumidos por la noche que no te deja descansar.
Puta, podes pensar, podes vivir, pero no tenes vida porque simplemente sos puta y tu oficio no te lo permite.
Puta sos de la calle, tus besos viven mil pasiones y a la vez mil desamores. Tus labios se pierden en decepciones despechadas, en vidas paralelas, en sacos con olor a leña de familia e infidelidad.
Puta te mereces un amor, te mereces una persona que vea más allá de tus enormes tetas y tu cola prominente, te mereces alguien que te quiera en serio y valore la gran persona que sos y tu trabajo esconde. Te mereces, por lo menos una vez en tu vida, hacer el amor en vez de solo tener sexo; pero tu angustiante mirada desesperada que pide a gritos ayuda se resigna a un par de clientes más porque sabe que es jamas va a pasar, tan solo por ser Brenda, por ser puta.





