Siempre igual

Te regalo la luna, radiante e inmaculada. No la bajo del cielo, pero prometo entregarte cuerpo y alma si a cambio me dejas pasear por tu corazón.
Y aunque vos no sientas lo mismo, yo me quiero quedar ahí, en ese hueco hermoso entre tu hombro y tu pecho; despertar con el cielo de tus ojos e iluminar mi vida de esa manera, aunque dentro de la cruda realidad la fría sangre que corre por tus venas apague los brillitos danzarines de mí esencia.
Y aunque parezcan una casa embrujada, oscura y tenebrosa, quisiera que tus sentimientos fueran mi amparo ante la tormenta que generaste.
Y aunque quisiera darle un final, siempre termino ebria en el mismo bar (y no es el de los numeritos).

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