Lloraba desconsolado, lo habían dejado solo en ese frío y desolado pantano. Envuelto en un veloz ataque de hipotermia, lleno de sensaciones nuevas, abriendo por primera vez sus pulmones para llenarlos con el gélido aire de ese turbio lugar, que entumecio su corazón en el mismo instante que recorrió su diminuto cuerpo.
Con un caudaloso mar de sangre cubriendo absolutamente toda su insignificante figura, fue como despertó y al mismo tiempo se fundió en un sueño eterno, profundo y silencioso.
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