Que locura esos monstruos, que van portando documento y matando en vida, que te despojan de tu dignidad y tu ser mujer con caricias de lija y ponen dedos donde no los deberían poner.
Que locura esos monstruos, que se convierten en fantasmas y te persiguen a cada paso, que te consumen los sueños y los dejan en un rincón de tu alma sucia, y vos tenes que gritar a voces difonicas para volver a armarlos.
Que locura los dinosaurios, que se creen con el derecho de decidir sobre tu cuerpo y poder violentarlo.
Que locura la sociedad de los corazones tibios, que en vez de enfrentarlos o hundirlos los defienden y es en ese preciso instante en el que yo me pregunto ¿Hasta cuando?
¿Cuántos más derechos vulnerados en manos del patriarcado?
¿Cuántas mujeres más van a ser las culpables de que nos sigan violando, abusando y matando?
¿Cuánto más vamos a callarnos por vergüenza a contarlo?
¿Hasta cuándo el largo de mi pollera va a definir si puedo o no salir a la calle y contarlo?
Que locura esos monstruos, que no te creen cuando salís a denunciarlo. Que la culpa es tuya, que algo habrás hecho, o que no tenes ninguna marca que pueda comprobarlo.
Que locura esta sociedad con cáncer, que en vez de abrazarte sale corriendo a ocultarlo, porque no pueden afrontar la valentía, de que no quieras lo mismo para unx otrx y quieras ayudarlx.
Que locura esos fantasmas, que se paran a dar cátedra y te hacen renunciar a tus sueños porque ellxs no pudieron lograrlo, que fomentan la individualidad y el desprecio, por sobre el compañerismo y un abrazo.
Pero toda la locura con más locura se reinventa, y que locura, pero que locura hermosa, el feminismo, la sororidad, la lucha por un pueblo solidario, equitativo y con justicia social que vino a pisotear esos miedos paralizantes para salir a ganar las calles y gritar a los cuatro vientos que no nos callan más, que no se va a caer pero lo podemos tirar.
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